ARQUEOASTRONOMÍA

La alineación solar de la Cova del Parpalló

Entre diciembre de 2010 y marzo de 2011 realicé un estudio arqueoastronómico en la Cova del Parpalló. El resultado de dicho trabajo fue publicado originalmente en el boletín Huygens (vol. 107, 2014) de la Agrupación Astronómica de La Safor. Posteriormente, a principios de 2015, fue publicado en la prestigiosa revista especializada Archaeoastronomy, The Journal of Astronomy in Culture, una publicación de la University of Texas Press para The Center for Archaeoastronomy, en cooperación con la International Society for Archaeoastronomy and Astronomy in Culture.

Índice de Archaeoastronomy XXV, y primera página del artículo de José Lull

La Cova del Parpalló es uno de los yacimientos paleolíticos más importantes de la fachada mediterránea de la Península Ibérica. A causa de su inusual abundancia en arte mueble podemos sospechar que el lugar pudiera haber tenido alguna significación especial, actuando quizá a modo de santuario, tal vez vinculado a la fertilidad. Con este estudio arqueoastronómico demostramos cómo la sala más profunda de la cueva marca perfectamente la llegada del equinoccio de primavera, época que se manifestaría con temperaturas menos acusadas, nuevos recursos y migraciones temporales. Por ello, podemos sugerir que la alineación solar equinoccial, como marcador estacional, pudo aportar a la cueva un elemento diferenciador añadido para que ésta tuviera dicho carácter sacro.

The Cova del Parpalló is one of the most important Paleolithic sites along the Mediterranean coastline of the Iberian Peninsula. Because of the unusual abundance of mobiliary art, we suspect that the cave might have been treated as a sanctuary, perhaps linked to fertility. This archaeoastronomical analysis shows how the innermost chamber of the cave marks the coming of the vernal equinox and thus, the beginning of spring, when temperatures are not as cool, nature offers new resources, and temporary migrations occur. Therefore, we suggest that the equinoctial solar alignment, as a seasonal marker, could bring an added distinguishing feature to the cave's sacred character.

24 de diciembre de 2010. La Cova del Parpalló

Desde el exterior, la entrada de la cueva tiene un gran desarrollo vertical. Superando un desnivel de varios metros se accede a la sala principal de la cueva, que tiene cerca de 14 metros de longitud en su lado mayor, con orientación N-S. Esta sala alcanza los 15 metros de altura, y es en ella donde se encontraron los sobradamente conocidos restos de arte mueble característicos del Parpalló y, más recientemente, el grabado de un caballo en 2001. En el lado NO de la sala principal se alcanza, salvando un desnivel de varios metros, una primera sala (que llamaremos A) de aproximadamente 5 metros de lado y más de 3 metros de altura. Tras la sala A, superando una serie de estalagmitas hallamos la sala B, de dimensiones similares a la anterior pero con una altura en su acceso de 2,89 metros, y unos 2,5 metros en su punto medio. Prácticamente en su centro posee un pozo de poco más de un metro de profundidad que da acceso a un espacio de muy baja altura pero de varios metros de desarrollo. La sala más profunda de la Cova del Parpalló es la que llamaremos sala C. Se accede a ella desde el extremo NO de la sala B. Es de pequeñas dimensiones, 3 x 1.5 metros, pero su altura (2.14 m.) permite que nos podamos poner de pie en ella. El suelo de esta sala se halla entre un metro (lado norte) y 56 cm (lado sur) por debajo del suelo de la sala B, y la altura de su entrada es de 1,30 metros.

Planta y perfil de la Cova del Parpalló (modificado de J. Aparicio et alii, Carta Arqueológica de La Safor, Gandía: 1983, fig. 21).

La alineación del solsticio de invierno

Durante el solsticio de invierno el haz de luz nunca llega a impactar contra el suelo de la sala B, del mismo modo que nunca llega a entrar en el interior de la sala C, la más profunda de la Cova del Parpalló. La mínima altura que llegan a alcanzar los rayos del Sol sobre el suelo de la cámara B es de 40 cm. aproximadamente.

Los rayos solares del solsticio de invierno en el momento de introducirse en la sala A.

El haz de luz solar se introduce en el solsticio de invierno en la sala B, sin llegar a impactar en el suelo.

Durante el solsticio de invierno el haz de luz ilumina la pared Este de la sala B, pero NO se introduce en la sala C, la más profunda de la cueva.

Durante el solsticio de invierno el haz de luz ilumina la pared Este de la sala B, pero NO se introduce en la sala C, la más profunda de la cueva (véase que en esta imagen hay un colaborador, Miguel Guerrero, fotografiando desde el interior de la sala C).

.

El Sol del solsticio de invierno visto en el extremo inferior de la ventana de luz visible desde la sala B.

La constelación de Leo vista a través de la entrada de la Cova del Parpalló.

Pequeña ventana de observación visible desde el interior de la sala C de la Cova del Parpalló.

Midiendo declinaciones ecuatoriales desde el interior de la sala C, a través de la ventana de observación.

La alineación del equinoccio

Si comparamos el área aproximada de insolación que se produce durante el solsticio de invierno y durante los días inmediatos al equinoccio de primavera (o posteriores al equinoccio de otoño), en las salas A, B y C de la Cova del Parpalló, podemos percatarnos inmediatamente de las notables diferencias existentes en uno y otro momento del año. Mientras que en el solsticio de invierno sólo algunas zonas de las pared oriental de las salas A y B son iluminadas, sin que los rayos del Sol incidan en el suelo, y sin que éstos alcancen el interior de la sala C, en los días previos al equinoccio de primavera no sólo el área iluminada en las salas A y B es mayor (barriendo la luz parte del suelo de las mismas) sino que además, como hecho más destacado, la sala C llega a ser iluminada en su interior.

El haz de luz equinoccial impacta en la pared oeste de la sala B y al tiempo que comienza un barrido de oeste a este por el suelo de la sala B, se introduce en el interior de la sala C, la más profunda de la cueva.

El haz de luz equinoccial barre el suelo de la sala B y se introduce en la sala C, la más profunda de la cueva.

Uno de los fenómenos más atractivos de la alineación equinoccial es el que se produce dos días antes del equinoccio de primavera y dos días después del equinoccio de otoño, cuando el haz de luz que recorre el suelo de la sala B adopta la forma de una punta de flecha, apuntando a la sala C, a la que ha dejado de iluminar minutos antes.

El Sol, visto desde el interior de la sala C, la más profunda de la cueva.

El último rayo de luz que entra en la sala C lo hace en las horas previas al equinoccio de primavera. A partir de ese día la sala queda completamente oscura hasta que el Sol la vuelve a iluminar en el equinoccio de otoño. Por tanto, la sala C se convierte de manera natural en un perfecto marcador equinoccial.

No cabe duda que, independientemente de que pudiera haber sido observada o no durante el Paleolítico o que entonces pudiera haber tenido interés o no, la alineación más relevante, singular y significativa que actualmente se produce en la parte más profunda de la Cova del Parpalló no es la que tiene lugar durante el solsticio de invierno sino durante los equinoccios. Lo más espectacular es comprobar cómo más allá del 20 de marzo y antes del 23 de septiembre, es decir, en el tiempo que transcurre entre el equinoccio de primavera y el de verano, los rayos de Sol dejan de iluminar dicha sala. Por tanto, casualmente, la sala C puede funcionar como un perfecto y preciso marcador equinoccial.

En el caso de la Cova del Parpalló, no debemos olvidar que, por su orientación hacia el sur, ésta ofrecía un lugar de habitación ideal para los meses de invierno al verse sometida a una mayor insolación. El que el hábitat en la Cova del Parpalló haya sido estacional ha sido reconocido por diversos autores, especialistas, como Davidson, quien opinaba que este yacimiento habría sido explotado durante los meses de invierno, mientras que el vecino de Mallaetes, a 3 km. de distancia, lo habría sido en verano.

De modo que el marcador equinoccial que ofrece la sala C, podría haber sido útil para reconocer la llegada de la primavera y el inicio del otoño, estaciones en las que podría tener lugar la marcha y regreso de la comunidad del Parpalló hacia otros lugares del entorno en busca de nuevos recursos estacionales. En ese sentido, esta alineación tampoco abandona la idea de entender Parpalló como un lugar de connotaciones especiales donde la fertilidad, reflejada en los elementos naturales plasmados en sus numerosas plaquetas, la morfología de la cavidad, y el carácter de santuario (paralelamente al lugar de hábitat) estarían presentes.

Es evidente que la Cova del Parpalló es un lugar muy especial en el ámbito Paleolítico Superior del este de la Península Ibérica. Aunque la conclusión que expongo sobre la importancia del equinoccio en El Parpalló no deja de ser una hipótesis de trabajo, de ser acertada, también haría de la Cova del Parpalló el más antiguo "observatorio equinoccial" y "marcador estacional" conocido.


MENÚ PRINCIPAL